martes, 9 de diciembre de 2008

La tejedora


Lentamente me adentre por el pasillo sin saber que me esperaba tras la siguiente puerta, yo no quería estar ahí no podía estar ahí.. Pero un hombre tiene que afrontar las consecuencias de sus actos.

La tejedora no merece esto, me decía, ella no es culpable de ser lo que es, solo hace lo que su naturaleza le pide… de pronto una helada brisa recorrió mi espalda como si de la hoja de una navaja se tratase, el frió se transformo en una fuerte y calida respiración, era ella lo sabia, rápidamente me di vuelta solo para presenciar lo inevitable